Constelaciones aleatorias de A a Z:
notas sobre improvisación-composición y escritura en Fortuito.
El proyecto de escritura de textos de acercamiento a los procesos creativos de las piezas que se presentan en el Ciclo Montevideo Danza 2017, se realiza gracias al apoyo del Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE).
«El cuerpo» es donde se pierde pie.
Jean-Luc Nancy
Para dialogar con Fortuito es preciso concebir el proceso creativo como un juego con pautas que permiten que se propongan y se instalen ciertas dinámicas. Como en un juego de dados en el que, para poder jugar, aceptamos las reglas, quedando disponibles para tomar lo que surja en la tirada.
El proceso de composición de este juego, como suele suceder en toda producción teatral, envuelve momentos dedicados al cuidado de aspectos interrelacionados como la selección del equipo, la planificación de los ensayos, la definición de la estructura dramatúrgica, del diseño de luz, del vestuario, etc. Las singularidades de estos quehaceres van estableciendo paulatinamente la trama coreográfica y deshaciendo la posibilidad de determinar dónde comienzan o terminan cada uno de estos tiempos conexos. La única certeza es que estos cuidados cobran sentido y se materializan en el devenir del juego.
Esta multiplicidad espacio-temporal es clave para pensar la creación porque la composición coreográfica no es afectada únicamente por lo que sucede antes del estreno, sino también por las experiencias previas y por las inquietudes puestas en juego en las funciones y en sus prolongamientos. Es en la coexistencia de esos tiempos que la obra artística se produce a través de las actualizaciones que la modulan y la potencian.
Una instancia relevante para el proceso de Fortuito fue la reunión del equipo de trabajo. La convocatoria para el laboratorio de creación (realizado en marzo en Taller Casarrodante) a partir del cual se constituyó el grupo de colaboradores, apuntaba fundamentalmente a la «colectivización de inquietudes en el campo de la composición escénica». El laboratorio, tal como estaba planteado, establecía un contexto de trabajo para una comunidad heterogénea dispuesta a «atravesar un proceso continuo de experimentación y creación hasta la presentación de una obra escénica».
Las pautas de participación, en su dimensión formal, eran muy claras para los aspirantes (se les informaba el lugar, los días y los horarios de los ensayos hasta el estreno de la obra), a la vez que se les requería entregarse a la incertidumbre, disponiéndose a un proceso de co-creación inmanente a partir de las dinámicas de improvisación-composición planteadas por Carolina Silveira.